lunes, 23 de abril de 2012

La Heladeria de los 900 gustos


Un heladero prepara un cucurucho (© Getty)


Coromoto es una heladería de Mérida, Venezuela, en la que se puede elegir entre más de 900 diferentes gustos de helado. Abierta en 1980 por Manuel da Silva Oliveira, un inmigrante portugués, Coromoto ofrece sabores insólitos como ajo, cebolla, sardinas en brandi, huevo y fideos con queso.
Claro que no todos los gustos están a la venta al mismo tiempo, sino que se van turnando de acuerdo a la estación, con un mínimo de 60 sabores por día. Entre los gustos más populares se encuentran los de mango, coco, palta y choclo. Sin embargo, el helado 'de la casa', es uno de los más vendidos también: el 'Pabellón Criollo', una mezcla de gustos que comprende arroz, carne, queso y porotos.
Pero no todo es gustos y sabores. Coromoto además es conocido por algunos originales nombres de postres helados, como por ejemplo el 'Aerolíneas Británicas', 'Perdón, querida', y el 'Viagra', que aunque no contiene la famosa pastillita (está hecho con miel y polen), tiene color azul. Habrá que probarlos en la próxima visita a Venezuela.
El perro mas pequeño del mundo


Beyonce, el perro más pequeño del mundo (© REUTERS/Lisa Van Dyke/El Dorado Dog Photography/)


Beyonce es una cachorra de razza Dachshund, y como podemos ver en esta fotografía, apenas llega a los 9 centímetros, por lo que disputa el título de "Perro más pequeño del mundo"

Y bue... otros alcoholicos inventores


Abre la 40ª edición del Salón de Inventos de Ginebra

El 40º Salón Internacional de Inventos abrió sus puertas este miércoles en Ginebra, donde los 60.000 visitantes esperados podrán descubrir hasta el 22 de abril unas 1.000 novedades, como una percha antibacteriana para quitar el mal olor a la ropa o un juego de fútbol para interiores.

El alemán Ulli Boehme posa con su invento, el 'Ball Rider', un vehículo para el ocio y deportes equipado con dos grandes pelotas a modo de ruedas, el miércoles 18 de abril en la apertura del Salón de Inventos de Ginebra.
El alemán Ulli Boehme posa con su invento, el 'Ball Rider', un vehículo para el ocio y deportes equipado con dos grandes pelotas a modo de ruedas, el miércoles 18 de abril en la apertura del Salón de Inventos de Ginebra.
El 40º Salón Internacional de Inventos abrió sus puertas este miércoles en Ginebra, donde los 60.000 visitantes esperados podrán descubrir hasta el 22 de abril unas 1.000 novedades, como una percha antibacteriana para quitar el mal olor a la ropa o un juego de fútbol para interiores.
Este año, el salón dedica un gran espacio a los inventores de Asia, en particular de China, Taiwán, Malasia y Tailandia. Irán, Arabia Saudí y Rumanía también enviaron importantes delegaciones.
Para poder estar presentes en el salón, los inventos deben ser inéditos y estar protegidos por una patente.
Entre las invenciones para el gran público figura el Ball Rider, inventado por un alemán. Se trata de una especie de vehículo 'kart', montado sobre unas pelotas de gran tamaño, que permite bajar cuestas e incluso navegar.
También figura un juego de fútbol para el interior de los pisos, concebido por un venezolano. El juego incluye un 'football-box', una caja desmontable recubierta de una red, que permite a dos niños jugar en un espacio cerrado sin correr el riesgo de romperlo todo con el balón.
Cada año, más del 45% de los inventos presentados en Ginebra son objeto de contratos de licencias negociados por más de 45 millones de dólares en total. El salón de inventos de Ginebra presume de ser el más importante del mundo.

jueves, 19 de abril de 2012

Noticia Graciosa


HÁMSTER SE TRAGA UN IMÁN Y QUEDA "PEGADO" A SU JAULA DE METAL
El roedor quedó inmovilizado por ocho horas.

Un pequeño hámster de cuatro meses llamado Pitufo quedó inmovilizado y pegado en su jaula por ocho horas luego de tragarse un imán. Su dueña, Kate Meerch lo encontró colgando desde el borde de su metálica prisión doméstica y puedo liberarlo. Resulta que el roedor se había tragado un imán que era parte de un muñeco de El Hombre Araña que había caído en la jaula.

Por suerte la señora Meerch pudo identificar el problema y logró hacer que "Pitufo" vomite el imán. Y ordenó a sus hijos que no dejen sus juguetes cerca del "hogar" del hámster, porque son peligrosos para el animalito. El pobre bicho podría haber intentado tragarse algún objeto punzante, y la historia no hubiera sido la misma.