viernes, 13 de julio de 2012

Maestro crea obras de arte en el pizarrón


Aprovecha el almuerzo para realizar asombrosas pinturas en el aula.
Maestro crea obras de arte en el pizarrón
Gregory Euclide, un docente y artista de Minnesota, EE.UU., tiene como pasatiempo dibujar escenas fantásticas en el
pizarrón de la escuela donde enseña, durante la hora del almuerzo.
Según reporta el diario Minnesota Original, Gregory realiza las obras después de su clase, cuando los alumnos se van al recreo para comer, e increíblemente al final del día las borra, para dejar lugar a nuevas pinturas al día siguiente.
Euclide declaró que su hábito de dibujar en la pizarra comenzó como una manera de relajación, para desestresarse luego de las clases en las que tiene a 40 alumnos. Así fue que decidió dedicarle un tiempo a su arte, y encontró en los recreos la paz necesaria para relajarse.
Para realizar los impresionantes dibujos, el Sr. Euclide utiliza marcadores, fibras, spray, goma de borrar, papeles, toallas y todo lo que tenga a disposición en su escritorio y en el aula.
Ahora, en la escuela están todos asombrados. Sus obras son fotografiadas por casi cualquiera que pase por el salón y los alumnos y profesores están siempre expectantes ante nuevas creaciones todos los días.

viernes, 6 de julio de 2012

Inauguran un restaurante atendido por robots


"¡Mozo, hay una tuerca en mi sopa!"

Inauguran un restaurante atendido por robots
Una de las predicciones más comunes de la ciencia ficción se ha hecho realidad en la provincia china de Heilongjiang, al inaugurarse Harbin, un restaurante atendido por robots. Así es. El local gastronómico cuenta con 18 diferentes tipos de autómatas que realizan todo tipo de tareas, desde atender a los clientes en la puerta, ubicarlos en sus mesas, tomarles el pedido, cocinar y llevar la comida.
Así, cuando los clientes entran al restaurante son recibidos por un simpático robot. "Hola, terrícola. Bienvenido al restaurante robot Harbin", saluda el "acomodador" con un acento robótico. Luego de tomar la orden, unos autómatas cocinan y otros se encargan de llevar los platos a las mesas. Por supuesto, todos los robots están equipados con sensores de movimiento que les permiten moverse libremente dentro del establecimiento sin chocarse con las mesas ni entre ellos.
Todos los robots del restaurante fueron diseñados y construidos por la empresa china Harbin Haohai Robot Company con una inversión cercana a los 800.000 dólares. Según informa el China Diary, las máquinas están pintadas de diferentes colores de acuerdo a su función y son controlados por personal calificado desde una sala apartada del restaurante.
Con un costo de entre 6 y 10 dólares la cena, los dueños saben que no recuperarán el dinero invertido, pero aseguran que será una gran publicidad para la fábrica

Atención: llegan los pantalones-zapatillas


Ideales para cómodos y quienes quieran estar "a la moda".

Atención: llegan los pantalones-zapatillas
Dos arduas tareas cotidianas como lo son ponerse un jean y encontrar el calzado debajo de la cama, se fusionan ahora con el lanzamiento de los "Pantalones-zapatillas".
Se trata de una nueva prenda de vestir que combina las clásicas "botitas" de tela o lona con pantalones vaqueros, dos en uno.
Diseñado por Sebastian E., este invento pretende revolucionar la manera de vestirse y apunta a las nuevas generaciones, siempre dispuestas a innovar en cuanto a vestuario.
Claro que habrá que esperar para saber si logran imponerse entre los jóvenes. Sin embargo, nos parece que va a ser dificil, ya que llevados a la práctica, ponerse los pantalones-zapatillas no parece ser una tarea sencilla

Cubano anda en bicicleta gigante para entrar al libro Guinness


El cubano Félix Guirola construyó su primera bicicleta gigante con la idea de recaudar dinero para su hermana discapacitada, pero el proyecto se volvió hobby y ahora su meta es ingresar al Libro Guinness de los Récords pedaleando a ocho metros de altura por las calles de La Habana.











En su humilde casa de la calle Amargura de La Habaja Vieja, este hombre de 48 años armó un pequeño taller donde trabaja con fierros y partes de bicicletas después de su jornada laboral, para cumplir su sueño de lograr una plusmarca mundial reconocida internacionalmente.
"Yo nunca fui ciclista, lo que me gusta es montar bicicletas en altura", dice Guirola a la AFP, tras pasear en una bicicleta de casi seis metros de altura que el mismo construyó por el Paseo del Prado, donde está el Capitolio de La Habana, réplica casi exacta del emblemático edificio del Congreso de Washington.
Sorprendidos peatones, automovilistas, turistas, policías y conductores de 'bicitaxis' alzaron la cabeza para ver a este ex boxeador amateur y ex soldador convertido en "cuentapropista" (trabajador privado o por cuenta propia) pedaleando en su extraña bicicleta gigante por esa concurrida arteria.
Guirola miraba a todos hacia abajo, incluso a los visitantes extranjeros que recorrían la ciudad en autobuses descubiertos de doble piso, y necesitó la ayuda de tres hombres para subir y bajar velozmente de su bicicleta.
"No sé si esto les interesa a los cubanos pero a mí sí, éste es mi hobby", explica Guirola, quien planea construir dos bicicletas en las próximas semanas, una de ocho metros de altura y otra de 12 metros, con las que confía en entrar al Guinness.
"Ya con ésta tengo el récord", dice aludiendo a su actual bicicleta de 5,6 metros, cinco centímetros más alta que la del canadiense Terry Goertzen que, desde el 26 de junio 2004, ostenta el récord Guinness.
Guirola afirma que tuvo el récord mundial de la bicicleta más alta desde 1987 hasta 2004, pero nadie se enteró, pues solo conocían de sus pedaleadas en altura sus vecinos de Ciego de Avila, una pequeña provincia agrícola del centro de Cuba.
"Nadie me dijo nunca nada, nadie me informó que era recordista", dice con desazón.
Armó su primera bicicleta de casi dos metros de altura en 1983, con la que pensó recaudar dinero para ayudar a su hermana discapacitada, que falleció en 1994.
En noviembre de 2011 se mudó a la capital para conseguir apoyo en su empeño de entrar al libro de los récords, mientras se gana la vida como "vendedor de artículos varios de uso en el hogar", una novedad en un país donde hasta hace poco casi todos eran empleados del Estado.
La mujer de Guirola, Francisca Acosta, piensa él tiene una "obsesión" con las bicicletas gigantes, pero lo apoya en su empeño de entar a la colección de hazañas del Guinness.
"Yo le digo a veces que es como una obsesión lo que él tiene con eso, porque es a toda hora bicicleta, porque cada día que pasa aumenta un poco más (la altura). Yo solo le digo que se cuide y le deseo suerte en su propósito", dice Acosta a la AFP.
Guirola va cada día a dejar a su mujer al restaurante donde ella trabaja en una bicicleta de casi dos metros de altura, con la que debe esquivar no solo a los automóviles, sino también los innumerables baches de las calles.
"Al principio me sentía como un poco extraña, no estaba acostumbrada a este tipo de bicicleta, a esa altura, hasta que poco a poco él me fue convenciendo", cuenta la mujer.
Guirola sólo puede andar en su bicicleta de 5,6 metros en las grandes avenidas de la capital, porque las callejuelas de La Habana Vieja están atravesadas por una infinidad de cables eléctricos que le impiden pedalear en altura